Wednesday, January 22, 2025

Las Palabras de Jeremias 8

 
Jeremias Capitulo 8


 
El Señor sienta y se levanta para pronunciar juicios. Los que no aman a Dios aman la muerte. Les sobrevendrán calamidades a los habitantes de Jerusalén por creer en doctrinas falsas y de demonios — Para la generacion perversa y malvada ya pasó la siega, terminó el verano y sus almas no han sido salvadas. Ellos caeran y no se levantaran en la primicia de la resureccion,  por su rebelidia perpetua. Y los que se aparten por completo de Dios no regresaran, sino que la polilla se los comera y su guzano nunca morira. Dios mismo esta abrumado y ha puesto su rostro como de pedernal por el quebrantamineto de la hija de su pueblo por la ineptutud y liviandad de sus sacerdotes y de sus medicos. Hay de los que promulgan paz, paz y los que sin remedio prescriben que todo esta bien.

1 En aquel tiempo, dice El Señor, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Judá de la tierra de Jerusalén fuera de sus sepulcros.
 
2 Y los extenderán delante del sol, y de la luna, y de todo el ejército de los cielos; a quienes ellos amaron, y a quienes ello sirvieron, y en pos de quienes ellos anduvieron.  Y quienes ellos buscaron; y a quienes se rebelaron contra ellos y han despreciado; y han adorado; no serán recogidos ni enterrados; serán por estiércol sobre la faz de la tierra.
 
3 Y escogerán la muerte en lugar de la vida todo el resto de los que queden de esta mala familia; los que queden en todos los lugares adonde los he arrojado, dice el Señor de  los ejércitos.

4 Además les dirás: Así dice El Señor: ¿Yacerán, y no se levantarán, se aparatarán, y no se volverán?

5 ¿Por qué, pues, se ha desviado este pueblo de Jerusalén con rebeldía perpetua? Se aferran al engaño, se reniegan devolverse.

6  Escuché y oí, pero no hablaron lo recto; nadie se arrepintió de su maldad, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual volvió a su carrera, como el corcel que se lanza hacia adelante a la batalla.

7 También la cigüeña en el cielo conoce sus tiempos señalados; la tórtola, la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.

8 ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? He aquí, entonces, ciertamente en vano la hizo; en vano es la pluma de los escribas.

9 Los sabios se avergonzaron, se turbaron y se desanimaron; he aquí, rechazaron la palabra del Señor. ¿Y qué sabiduría hay en ellos?

 10  Por tanto, daré sus mujeres a otros, y sus tierras a quienes las hereden; porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, son dados a la codicia; desde el profeta hasta el sacerdote y medico, todos proceden con engaño.

11 Porque trataron con ligereza y sin remedio la herida de la hija de mi pueblo, diciendo: estarás  bien, todo está bien y nada está bien.

12 ¿Se avergonzaron ante el tribunal de haber cometido abominación? No, no se avergonzaron en absoluto, ni pudieron ruborizarse; por eso caerán entre los que caigan; en el tiempo de su castigo serán derribados, dice el Señor.

13 Los consumiré sin remedio, dice Jehová; no habrá uvas en la vid, ni higos en la higuera, y las hojas se caerán, y lo que yo les di pasará de ellos.

14 ¿Por qué nos quedamos quietos? Reuníos y entremos en las ciudades fortificadas, y callemos allí; porque el Señor, nuestro Dios, nos ha hecho callar y nos ha dado a beber la  hiel de la amargura y nos ha dado a comer el pan de la aflicción, por cuanto pecamos contra el Señor.

15 Esperabamos por un tiempo de paz, y nos vino ningún bien; buscamos salud, y he aquí angustia.

16 Desde Dan se oyó el resoplido de sus caballos; toda la tierra tembló al relinche de sus poderosos y valientes; porque vinieron y devoraron la tierra y todo lo que hay en ella, la ciudad y a los que en ella moran.
 
17 Porque he aquí, yo enviaré entre vosotros serpientes, víboras, que no serán encantadas, y os morderán, dice El Señor.
 
18 Cuando quiero consolarme contra la tristeza, mi corazón desmaya en mí.
 
19 He aquí la voz del clamor y dolor de la hija de mi pueblo, a causa de los que habitan en tierra lejana. ¿No está el Señor en Sión? ¿No está en ella su rey? ¿Por qué me han provocado a la ira con sus imágenes talladas y con vanidades extrañas?
 
20 Pasó la siega, terminó el verano y nosotros no hemos sido salvos.
 
21 Por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo estoy quebrantado; estoy negro; el asombro se ha apoderado de mí. 

22 ¿No hay bálsamo en Gilead? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no ha recobrado la salud la hija de mi pueblo?
 

 

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