Las Palabras de Jeremias
VERSION INSPIRADA Y EXTENDIDA
Por
Miguel Angel Tinoco
ROD-TREE-JESSE
Las que Dios le dio para reprender y amonestar a su pueblo y a las naciones
Tomadas y sacadas del Lenguaje Hebreo y traducidas al Lenguaje Español. Estas palabras fueron revisadas en el espíritu junto a otras traducciones y justificadas por el Don y El Poder de Dios para que sean vivificadas y mas efectúales en su propósito de acuerdo con los mandamientos, convenios, revelaciones y la autoridad de Dios.
Porque El Señor Dios así lo dijo al profeta de la restauración y a sus siervos; a los que El ha llamado en esta ultima dispensación; y a su iglesia y a todo el mundo en sus revelaciones en estos últimos días:
'No intentes declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla, y entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres'; por tanto, podréis testificar que habéis oído mi voz y que conocéis mis palabras. Ver (D. y C. 11:21). Y (D. y C. 18:36).
Además de esto, esta obra está bajo las mayordomías de todos aquellos que Dios ha llamado como a Jeremías desde el principio y que llevan los oráculos de Dios y tienen las llaves de su sacerdocio correspondiente.
El poder y la autoridad del sacerdocio de Aarón, según su generación y administración en los asuntos temporales del reino de Dios consisten en “poseer las llaves del ministerio de ángeles y en administrar las ordenanzas exteriores, la letra del evangelio, el bautismo de arrepentimiento para la remisión de pecados, de acuerdo con los convenios y los mandamientos” Ver (Doctrina y Convenios 24) (Doctrina y Convenios 88) y (Doctrina y Convenios 107) respectivamente.
Y conste a
todas las naciones, familias, lenguas pueblos y que tales llaves están siendo
ejercitadas por aquellos que las poseen. Por lo cual, con su autoridad algunas
cosas se han modificado y también se ha evitado la mucha repetición del nombre
de Dios como existe en la traducciones actuales; pare evitar que su nombre se
blasfemado todo el día, no sea que se encienda la ira de Dios y arremeta contra
nosotros como con los de la antigüedad.
Yo, Miguel os exhorto en el nombre de Jesucristo a escudriñar las palabras de Jeremías de mi mano con oración y espíritu para el provecho eterno de vuestras almas; especialmente a aquellos que andan de aquí para allá buscando un canal seguro de conocimiento y una ancla firme para el alma.
Y tambien en solemnidad y toda la sinceridad de mi alma os amonesto a ser prestos para observar como yo, aplicándolas a vosotros mismos, y a vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios como si hoy mismo nos hubieran sido declaradas; ya que hay mucha sabiduria en ellas y todas nos salpican. Y sabreis como yo que Dios es el mismo de ayer hoy y para siempre. Que asi como se comunico con nuestros padres de antaño, de igual forma se comunica con nosotros este dia. De no ser asi EL seria un Dios parcial y que hace acepcion de personas.
En el tiempo debido del Señor tambien sabreis que Dios me ha mandado a escribir y hacer estas cosas. Y os ruego en el nombre del Mesías no condenar las cosas de Dios por los errores del hombre, amen.
Jeremias Capitulos 1-7
Jeremias Capitulo 1
El llamamiento de Dios a Jeremías quien fue
preordenado antes de nacer para ser profeta a las naciones — Siendo un ser
mortal, es llamado y elejido a declarar la palabra de Jehovah.
1 Las Palabras de Jeremías hijo de Hilcías, uno de los sacerdotes que estaban en Anatot, en la tierra de Benjamín. |
2 Esta es La palabra del Señor que vino a él en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimo tercero de su reinado. |
3 La que aconteció a lo largo de los días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, y hasta la cautividad de Jerusalén, en el mes quinto. |
4 Y la palabra del Señor vino a mi diciendo: |
5 Antes que te formase en el vientre, te escogí; Y antes que salieses de la matriz, yo te santifiqué, y te di por profeta a las naciones. |
6 Y él dijo: ¡Ah, Señor Dios! he aquí yo aun no he obtenido la palabra, porque soy pequeño. |
7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy pequeño; porque a donde te envíe irás, y todo lo que yo te mande dirás. |
8 No tengas miedo delante de sus rostros, porque yo estaré con contigo para protegerte, dice el Señor. |
9 Entonces extendió El Señor su mano y tocó mi boca, Y El Señor me dijo: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca. |
10 Mira, que yo te he puesto hoy sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. |
11 Y entonces vino a mí la palabra del Señor diciendo: ¿Qué ves, Jeremías? Y yo dije: "Veo una vara de almendro". |
12 Y entonces me dijo El Señor a mí; Bien has visto; porque yo apresurare mi palabra para ejecutarla. |
13 Y vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez diciendo: ¿Qué ves tú? Y yo dije: Veo una olla hirviendo inclinándose desde el norte. |
14 Y me dijo El Señor: Fuera del norte se derramara el mal sobre todos los moradores de la tierra. |
15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice El Señor; y de cierto vendrán, y pondrá cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, y edificaran baluarte frente a todos sus muros alrededor y contra a todas las ciudades de Judá. |
16 Y pronunciaré mis juicios contra ellos concerniente todas sus maldades y abominaciones; porque me han abandonado, y han ofrecido sacrificios a dioses ajenos, y han adorado la obra de sus manos. |
17 Tú, pues, ciñe tus lomos, y levántate y declárales todo lo que te mande; y no te perturbes delante de sus semblantes, no sea que yo te confunda delante de ellos. |
18 Porque he aquí, yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, y como columna de hierro y como muralla de bronce contra toda la tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes y el pueblo de esta tierra. |
19 Y se irritaran y se lanzaran contra ti, pero no prevaleceran; porque sabran que yo Jeovah estoy contigo para librarte. |
Jeremias Capitulo 2
El pueblo de Judá abandonó a Jehovah, la fuente de
agua viva — Adoraron ídolos y rechazaron a los profetas. Dios reprende a
Israel; y aunque el reino del Norte ya hace un tiempo habia sido deportado de
sus propias tierras, Jeremias habla a Judá
y Jerusalem en su dia y a tambien todas las familias de la casa de
Israel hasta los dias postreros.
1 Y vino a mí la palabra del El Señor diciendo:
2 Ve y clama en oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice El Señor: Me he acordado de ti, de la misericordia de tu juventud, del amor de tu juventud, cuando caminabas conmigo en el desierto, en tierra no sembrada.
3 Israel es Santo para el SEÑOR, primicias de su rebaño; Todos los que lo devoren serán condenados; el mal vendrá sobre ellos, declara el Señor.
4 Oíd la palabra del Señor, oh casa de Jacob y todas las familias de la casa de Israel.
5 Así dice El Señor: ¿Qué iniquidad hallaron en mí vuestros padres, para que se alejaran de mí y fueran tras el orgullo de sus corazones, y se volvieran necios?
6 Ellos nunca se preguntaron: ¿Donde está El Señor, quién nos sacó de la tierra de Egipto? ¿El Señor que nos hizo pasar por el desierto, por una tierra desolada y seca, por una tierra de sombra de muerte y de juncos, por una tierra por donde nadie pasaba y donde nadie habitó?
7 Y os traje al fértil Carmelo, a una tierra de abundancia, para que comieseis de su fruto y os saciaseis de sus bienes; pero cuando entrasteis, contaminasteis mi tierra, e hicisteis de mi heredad una abominación.
8 Los sacerdotes nunca se preguntaron: "¿Dónde está el Señor?", y los guardianes de la ley me ignoraron, los pastores y gobernantes transgredieron contra mí y los impíos se rebelaron contra mí. Y los profetas profetizaron por Baal, y luego se fueron y caminaron en pos de lo que no aprovecha.
9 Oh, y seguiría alegando todavía! —Declara Dios— ¡Y no me bastaría, seguiría alegando aun hasta los hijos de vuestros hijos!
10 Por tanto venid, venid y pasad a las islas de Quitim y mirad, enviad mensajeros a Cedar e indagad diligentemente, y ved si allí hacen tal cosa.
11 ¿Ha cambiado alguna nación sus dioses, que ni siquiera son dioses? Pero mi pueblo cambió su gloria por lo que no aprovecha.
12 Maravillaos oh cielos tocantes esto, temblad y sobrecoged con terror el rostro, oh tierra; asombraos en gran manera, quedad aterrorizados y sed desolados dice Dios.
13 Porque doble mal ha cometido mi pueblo, me dejaron a mí, la fuente de aguas vivas, para cavar para sí mismos cisternas, cisternas rotas que ni siquiera pueden contener agua.
14 Ahora bien, ¿Es Israel un siervo? ¿Es el acaso un esclavo nacido en casa? ¿Por qué entonces es entregado para ser saqueado?
15 Los leoncillos han rugido sobre él, y le aullaron; han convertido su tierra en un desierto, sus ciudades están desoladas y sin habitantes.
16 También los hijos de Menfis y de Tafnes te raparan y dejaran al desnudo el cuero de la coronilla.
17 Mira ahora, no has procurado considerar esto, el precio que pagaste por haber abandonado al Señor tu Dios Quién te guió por el camino?
18 Y ahora! ¿Qué tienes tú que hacer en el camino de Egipto, para beber las aguas de Sihor? ¿O qué tienes tú ver en el camino de Asiria, para beber las aguas de Sidón?
19 Tu propia maldad te castigará, y tus reincidencias te reprenderán; reconoce pues, y ve que es cosa mala y amarga el haber dejado al Señor tu Dios, y que mi temor no está en ti, dice El Señor Dios de los ejércitos.
20 Porque hace tiempo que rompí tu yugo, y arranqué tus coyundas, y dijiste: «¡Ya no pecaré!» Cuando resbalándote sobre todo collado alto y bajo todo árbol frondoso, te paseas como una ramera.
21 Te planté como vid noble, todas con la semilla más selecta; ¿Cómo, pues, te has convertido en vástago degenerado de planta extraña para mí?
22 Aunque te laves con natrón y uses mucha lejía, tu iniquidad está impregnada delante de mí, dice El Señor.
23 ¿Cómo puedes decir: No estoy
contaminada, ni he seguido a los Baalim? Mira tu camino en el collado, reconoce
lo que has hecho; eres una dromedaria ligera que recorre sus caminos.
24 O como una burra salvaje acostumbrada al desierto, olfateando el viento en su placer, cuya pasión nadie puede contener, todos los que la buscaban se cansaran. ¡En su mes no la encontrarán!
25 Guarda tu pie de andar descalza, y tu garganta de la sed. Pero tú dijiste: “Es inútil, no, yo amo a los extranjeros, y tras ellos me iré.”
26 Como se avergüenza un ladrón cuando
es descubierto, así se avergüenza la casa de Israel: ellos, sus reyes, sus
oficiales, y sus sacerdotes y profetas.
27 Dijeron a un
leño: “Tú eres mi padre”, a la piedra: “Tú me diste a luz”, mientras que a mí
me volvían la espalda y no el rostro. Pero en tiempo de su calamidad gritaran:
“¡Levántate y sálvanos!”
28 Pero! ¿Dónde están los dioses que te hiciste? Que se levanten y te salven, a ver si pueden, en el tiempo de tu angustia; porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá.
29 ¿Por qué entonces me pedís cuentas? Todos vosotros os habéis pecado contra mí —dice El Señor.
30 En vano he herido a vuestros hijos; no recibieron corrección; vuestra propia espada ha devorado a vuestros profetas como león devorador.
31 ¡Oh generación, escuchad la palabra de Dios! ¿He sido yo como un desierto para Israel, o como una tierra de profunda oscuridad? ¿Por qué, pues, dice mi pueblo: “Nos hemos emancipado, no volveremos más a ti?”
32 ¿Puede la doncella olvidar sus joyas, o la novia sus ajuares? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí, días sin número.
33 ¡Con cuánta habilidad practicas tus andares para buscar el amor! ¡Hasta les has enseñado a las peores mujeres tus caminos!
34 También en tus faldas se halló la sangre de las almas de los pobres inocentes; no la he hallado mediante una búsqueda secreta, sino que está al borde de estas.
35 Pero tú dices: Porque soy inocente, ciertamente su ira se apartará de mí. He aquí, yo te traeré a juicio, porque dices: No he pecado.
36 ¿Por qué te afanas tanto por cambiar tus caminos? También te avergonzará Egipto, como te avergonzó de Asiria.
37 De su camino también saldrás con las manos en la cabeza; porque Dios también ha desechado a aquellos en quienes confiabas, no prosperarás con ellos.
Jeremias Capitulo 3
Israel y Judá profanaron y contaminaron la tierra con su maldad — Exhortación de Dios al arrepentimiento - Se predice el recogimiento de Israel en los últimos días, Jehová recogerá al pueblo de Israel, uno de cada ciudad y dos de cada familia, y los llevará a Sion.
1 Dicen: Si un hombre repudia a su mujer y ella se va de él y se casa con otro hombre, ¿volverá a ella otra vez? ¿No quedará esa tierra en gran manera contaminada? Pero tú te prostituiste con muchos amantes; sin embargo, vuélvete a mí, dice el Señor.
2 Alza tus ojos a los lugares altos, y mira dónde no te han acostado. En los caminos te sentabas a esperar como el árabe en el desierto; y con tus fornicaciones y con tus maldades contaminaste la tierra.
3 Y cuando las lluvias tempranas se detuvieron y las lluvias tardías no llegaron, tuviste el descaro de una prostituta callejera, te negaste a avergonzarte.
4 ¿Entonces, no clamareis a mí desde ahora: Padre mío, Padre mío, tú eres el guía de mi juventud?
5 ¿Guardará El para siempre su ira? ¿La mantendrá hasta el fin? He aquí, has hablado y hecho tantas cosas malas cómo pudiste.
6 El Señor me dijo también en los días del rey Josías: ¿Has visto tu lo que ha hecho la resbaladiza Israel? Subió a todo monte alto y se acostó debajo de todo árbol frondoso, y allí se prostituyó.
7 Y yo le dije después que ella hubo hecho todas estas cosas, Vuélvete a mí. Pero ella no se volvió. Y esto lo vio Judá, su hermana la traicionera.
8 Y anote todas las causas por las cuales la rebelde Israel cometió adulterio, la expulse y le di carta de divorcio; pero Judá, su pérfida hermana, no tuvo temor, sino que se fue y también se prostituyó.
9 Y aconteció que por la liviandad de su fornicación, profanó la tierra, y cometió adulterio con piedras y con leños.
10 Aun así con todo esto, su pérfida hermana Judá no se ha regresado a mí de todo corazón, sino que lo ha hecho fingidamente, dice El Señor.
11 Y me dijo el Señor: La reincidente y rebelde Israel se ha justificado más en comparación con la pérfida Judá.
12 Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete a mí, oh resbaladiza Israel, dice El Señor, y no haré caer mi ira sobre ti, porque soy misericordioso, dice El Señor, y no guardaré el enojo para siempre.
13 Solo reconoce, pues, tu transgresión contra El Señor tú Dios, confiesa que ante los extraños te expusiste y te esparciste debajo de todo árbol frondoso, y no obedeciste mi voz, dice El Señor.
14 Volveos a mí, hijos reincidentes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré, uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os traeré a Sión;
15 Y os pondré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con sabiduría y entendimiento.
16 Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra en aquellos días, dice El Señor, no se dirá más: Arca del pacto del Señor; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la extrañaran, ni se harán otra cosa semejante.
17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: El Trono del Señor; y todas las naciones se reunirán en ella, en el nombre del Señor, en Jerusalén; y no andarán más tras la vana imaginación de su malvado corazón.
18 En aquellos días la casa de Judá canunará con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que yo di por heredad a vuestros padres.
16 Pero yo dije: ¿Cómo podré ponerte entre mis hijos, y darte una tierra deseable, una rica herencia entre la hueste de las naciones? Y resolví: Cuando Me llames Padre mío, y no te apartes más de mí.
17 Ciertamente, como una esposa que se aparta traicioneramente de su marido, así habéis obrado traicioneramente conmigo, oh casa de Israel, dice el Señor.
18 ¡Escuchad! Se oyó una voz en los lugares altos, llanto y súplicas de los hijos de Israel; porque han pervertido su camino, y se han olvidado del Señor su Dios.
19 Volveos a mí, hijos reincidentes, y sanaré vuestras rebeliones. Henos aquí, venimos a ti, porque tú eres el Señor, nuestro Dios.
20 Ciertamente en vano es esperar la salvación de los collados y de la multitud de los montes; únicamente en el Señor nuestro Dios está la salvación de Israel.
21 Porque la vergüenza ha devorado el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus ovejas y sus rebaños, sus hijos y sus hijas.
22 Yacemos con dolor en nuestra vergüenza, y nuestra confusión nos cubre; porque hemos pecado contra El Señor, nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud hasta este día, y no hemos obedecido a la voz del Señor nuestro Dios.
Jeremias Capitulo 4
Se llama a Israel y a Judá al arrepentimiento — Jeremias ve en vision la destruccion de su pueblo y se lamenta por los padecimientos de Judáy el Señor declara en exelso de la destruccion
1 Si te arrepintieres, oh Israel, dice EL Señor, si te vuelves a mí; y si quitares tus abominaciones de delante de mi vista y no vacilas más!
2 Y si juraras: Así como el Señor Vive, en verdad, en juicio y en rectitud; en él se bendecirán las naciones, y en él se gloriarían.
3 Porque así dice el Señor a todo hombre de Judá y de Jerusalén: Arad el campo no trillado para vosotros, y no sembréis en campo ajeno sobre espinos.
4 Circuncídense así mismos para El Señor, y quitad los prepucios de vuestro corazón, oh varones de Judá y moradores de Jerusalén, para que no salga mi furor como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, a causa de la maldad de vuestras obras.
5 Proclamad en Judá, hacedlo oír en Jerusalén, y decid: “¡Tocad la trompeta en la tierra!” Gritad y decid: “¡Reuníos y entremos en las ciudades fortificadas!”
6 Levantad bandera, huid hacia Sión; retiraos,
no os quedéis, porque yo traigo del norte mal y gran destrucción.
7 El león ha subido de su guarida, y el
destructor de los gentiles ya está en marcha; ha salido de su lugar para
convertir tu tierra en desolación, y tus ciudades serán asoladas, sin morador.
8 Por esto,
vestíos de cilicio, llorad y lamentad; porque el ardor de la ira de Dios no se
ha apartado de nosotros.
9 Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes; y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
10 Entonces dije: ¡Ah, Señor Dios! Ciertamente en gran manera se ha engañado este pueblo y Jerusalén diciendo: Paz tendréis, mientras la espada les llega hasta el alma.
11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: un viento seco de las alturas del desierto hacia la hija de mi pueblo, pero no servirá para aventar ni para limpiar,
12 Un viento furioso vendrá a mí desde aquellos lugares; ahora yo también dictaré sentencia contra ellos.
13 He aquí que él subirá como las nubes, y sus carros serán como un torbellino; sus caballos serán más ligeros que águilas. ¡Ay de nosotros!, porque somos saqueados.
14 Oh Jerusalén, lava tu corazón de la iniquidad, para que seas salva. ¿Hasta cuándo albergaras en ti tus malos designios?
15 Porque una voz se hace oír desde Dan, y desde el monte de Efraín se publica aflicción.
16 Haced saber a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: guerreros vienen de tierra lejana, y darán su voz contra las ciudades de Judá.
17 Como centinelas de un campo están contra ella en derredor, porque se rebeló contra mí, dice el Señor.
18 Tu conducta y tus obras te han traído estas cosas; ésta es tu iniquidad, este es tu amargo castigo; que te traspasa hasta el corazón.
19 Oh! ¡Mis entrañas, mis entrañas! Como
escribo yo esto! Me duele en lo más profundo; un rugido en mi corazón retumba en
sus paredes; no puede callar, porque has oído, alma mía, el sonido de la
trompeta, el grito de guerra.
20 ¡Destrucción sobre destrucción se pregona, porque toda la tierra ha sido devastada! De repente son saqueadas mis tiendas, y en un momento mis mantos.
21 ¿Hasta cuándo tendré que ver pendones y oiré el sonido de la
trompeta?
22 Porque mi pueblo es tan tonto, no me ha conocido; hijos embrutecidos, no tienen entendimiento; astutos para hacer el mal, pero para hacer el bien no tienen inteligencia.
23 Miro la tierra, está deforme y vacía; miro los cielos ligeramente sobre los collados, y su luz se ha ido.
24 Miro las montañas, he aquí, están temblando; y todas las colinas ligeramente se mecen.
25 Miré, y he aquí, no quedo nadie, y todas las aves del cielo han huido.
26 Miré, y he aquí, la tierra fértil
quedo como un desierto, todas sus ciudades fueron derribadas delante del Señor,
y delante del ardor de su ira.
27 Porque así ha dicho el Señor: Toda la tierra será desolada, pero no la destruiré por completo.
28 Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me disculpare, ni me volveré atrás.
29 Al estruendo de la gente a caballo y de los arqueros, toda la ciudad huirá; se meterán en los matorrales y treparán por las peñas; toda ciudad quedará desamparada, y no quedará en ella morador alguno.
30 Y cuando estés despojada, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con adornos de oro, aunque pintes con pintura tu rostro, en vano te embellecerás; tus amantes te despreciarán; buscarán tu vida.
31 Porque oí una voz como de mujer que está de parto, llanto y angustia como de primeriza dando a luz a su primogénito; la voz de la hija de Sión la Bella que se lamenta, que extiende sus manos y dice: ¡Ay de mí ahora! Porque mi alma está desfallecida a causa de los homicidas.
Jeremias Capitulo 5
Antes del gran juicio que se avecina, Dios manda a Jeremías a buscas a ver si quedan justos en Jerusalén y que los anote; el reporta a Dios y no encuentra, no, ni siquiera a uno. Los pecados de los israelitas impiden las bendiciones. Se derramarán penosos juicios sobre el pueblo de Judá y de Jerusalen a causa del espantoso pecado de sus jueces, de sus abogados, de sus medicos y de sus profetas y de sus sacerdotes— Sus iniquidades hacen que sus bendiciones les sean retenidas.
1 Recorre de aquí para allá las calles de Jerusalén, y toma nota; busca diligentemente en sus plazas si puede hallar hombre que haga lo bueno, si hay alguno que haga justicia, que busque la verdad; y yo la perdonaré.
2 Y aunque te juren: Como Vive el Señor, ciertamente juran falsamente.
3 Oh Señor, no están sus ojos puestos en la verdad, Los has herido, pero no les duele; los has consumido, pero no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que una roca, no quisieron arrepentirse.
4 Por yo dije: Ciertamente éstos son solo pobres, son necios ignorantes, porque no saben ni conocen el camino del Señor ni el juicio de su Dios.
5 Me presentaré ante los ricos y poderosos y les hablaré, porque ciertamente ellos han estudiado y conocen el camino del Señor y el juicio de su Dios; pero éstos también han quebrantado del todo el yugo y roto las coyundas.
6 Por tanto, un león del bosque temprano los matará, y un lobo en al atardecer los devorará; un leopardo acechará sus ciudades de noche; todo el que salga de ellas será despedazado, porque se han multiplicado sus transgresiones y se han aumentado sus rebeliones.
7 ¿Cómo podré perdonarte esto? Tus hijos me abandonaron y juraron por dioses que no son dioses; los alimenté hasta saciarlos, pero cometieron adulterio y se congregaron en tropas en las casas de las rameras.
8 Eran como caballos cebados por la mañana; cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo.
9 ¿No he de visitarlos por estas cosas?, dice el Señor. ¿Y de una nación como ésta no se vengará mi alma?
10 Subid a sus muros y destruidlos, pero no del todo; quitad sus almenas, porque no son del Señor.
11 Porque la casa de Israel y la casa de Judá se han portado muy pérfidamente contra mí, dice El Señor.
12 Han desmentido al Señor, y han dicho: No fue él; ya no vendrá sobre nosotros mal alguno, ni veremos espada ni hambre;
13 Y los profetas son débiles como el viento, y no hay en ellos palabra; y así se dirán.
14 Por tanto, así dice El Señor Dios de los ejércitos: Por cuanto han dicho estas palabras, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá.
15 He aquí que yo traigo sobre vosotros
una nación lejana, oh casa de Israel, dice el Señor; nación fuerte, nación
antigua, nación cuya lengua no conoces, ni entiendes lo que dicen.
16 Su aljaba es como un sepulcro abierto; todos ellos son
valientes.
17 Y comerán tu mies y tu pan, que comen tus hijos y tus hijas; comerán tus ovejas y tus vacas; comerán tus viñas y tus higueras; empobrecerán a espada tus ciudades fortificadas en las cuales tú confiabas.
18 Sin embargo, en aquellos días, dice el Señor, no os destruiré completamente.
19 Y sucederá que cuando dijereis: ¿Por qué nos hace El Señor nuestro Dios todas estas cosas?, les responderéis: Así como me dejasteis a mí y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a dioses extraños en tierra ajena.
20 Proclama esto en la casa de Jacob, y anúncialo en Judá, diciendo:
21 Oíd ahora esto, pueblo necio y sin entendimiento, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no oyen.
22 ¿A mí no me temeréis? dice el Señor. ¿No temblareis ante mi presencia, yo que puse arena por límite del mar por decreto perpetuo, que no lo traspasara; y aunque se agiten sus olas bravías, no prevalecerán; aunque bramen espuma de rabia, no lo traspasarán?
23 Pero este pueblo tiene un rebelde y revoltoso corazón; se han rebelado y se han ido por su propio camino.
24 Ni dicen ellos en su porfiado corazón:
Temámosle ahora a Jehová nuestro Dios, que da la lluvia temprana y tardía en su
tiempo, y nos reserva los tiempos determinados de la siega.
25 Vuestras iniquidades han hecho que
estas bendiciones se desvíen, y vuestros pecados os han privado de la
abundancia.
26 Porque entre mi pueblo se hallan malhechores que asedian; acechan como quien pone lazos; tienden trampas para atrapar hombres.
27 Como una jaula está llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; por eso se hicieron poderosos y sumamente ricos.
28 Están gordos; y son ilustres; sí, pasan por alto los crímenes de los malvados; no juzgando el caso, menospreciando la causa del huérfano, pero si son prósperos; y el derecho de los necesitados no llevan a juicio.
29 ¿No he de visitarlos por estas
cosas?, dice el Señor. ¿No se vengará mi alma de una nación como esta?
30 Una cosa
terrible y espantosa ha sucedido en la tierra:
31 Los profetas profetizan mentira, y sus sacerdotes gobiernan por su cuenta; y mi pueblo quiere que así sea. ¿Qué pues haréis cuando venga el fin?
Jeremias Capitulo 6
Grand advertencia de invasión y destrucción. Jerusalén, Sion La Bella será destruida a causa de su iniquidad — Será invadida por una nación grande y cruel. Porque si Dios no perdono a su propia casa que era como una plantita tierna para el, y la quemo una y otra vez con la llama de fuego devorador, que pasará entonces cuando la llama alcance a la madera seca?
1 ¡Huyan, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén! Toquen la trompeta en Tecoa, alcen señal en Bet-haquerem, porque del norte se asoma el mal, y gran calamidad.
2 A Sión, La Bella, y delicada, destruiré.
3 A ella vendrán pastores con sus rebaños; junto a ella plantarán sus tiendas en derredor; cada uno apacentará en su lugar.
4 Preparad guerra contra ella; levantaos, y subamos a mediodía. ¡Ay de nosotros! Porque el día va declinando, porque las sombras de la tarde se extienden.
5 Levantaos, y vayamos de noche, y destruyamos sus fortalezas.
6 Porque así dice El Señor Dios de los ejércitos: Derribad árboles, y levantad baluarte contra Jerusalén; ésta es ciudad que será visitada; toda ella es opresión en medio de ella.
7 Como una fuente que derrama sus aguas, así ella derrama su maldad; violencia y rapiña se oye en ella todo el día; delante de mí hay continuamente dolor y heridas.
8 Acepta mi reprensión, oh Jerusalén, corrígete no sea que yo llegue a aborrecerte, no sea que te convierta en desolación, en tierra deshabitada.
9 Porque así dice El Señor de los ejércitos: Rebuscarán como a una vid el
remanente de Israel; volviendo tu mano como vendimiador a los canastos.
10 ¿A quién hablaré y a quién amonestare para que oigan? He aquí, su oído es incircunciso, y no quiere escuchar; he aquí, la palabra del Señor es una afrenta para ellos; y no la aceptan ni se deleitan en ella.
11 Por tanto, estoy lleno de la furia del Señor; cansado estoy de contenerla; la derramaré sobre los niños que están fuera y sobre la asamblea de los jóvenes que están juntos en las plazas; porque aun el marido con su mujer serán apresados, el anciano y el avanzado en años.
12 Y sus casas serán entregadas a otros, junto con sus campos y sus mujeres; porque yo extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice el Señor.
13 Porque desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, todos son codiciosos; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño.
14 Y trataron con liviandad el dolor de la hija de mi pueblo, diciendo: Esto te Sanara y descansaras en paz, y no hay sanidad ni tampoco paz.
15 Sus médicos y sacerdotes han actuado aborreciblemente; han cometido cosas abominables, pero no sienten vergüenza, ni se les puso hacer sonrojar. Ciertamente caerán entre los que caen, tropezarán en el día en que yo los castigue.
16 Así dice Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y pregonad las sendas antiguas, el camino de la felicidad este es este; andad vosotros por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Pero ellos dijeron: No andaremos por él.
17 Además, puse centinelas sobre vosotros, que dijesen: Escuchad el sonido de la trompeta. Pero ellos respondieron: No escucharemos.
18 Por tanto, oíd, naciones, y conoced, oh congregación, lo que hay en reserva para ellos.
19 Escucha, tierra: he aquí que yo traigo sobre este pueblo mal, el fruto de sus pensamientos, por cuanto no escucharon mis palabras ni mi ley, sino que las desecharon.
20 ¿Para qué me sirve el incienso de
Sabá y la dulce fragancia de caña que me viene de tierra lejana? Vuestros
holocaustos no me son aceptables, ni vuestros sacrificios me son agradables.
Aceptare yo lo que no he requerido de vuestras manos?
21 Por tanto, así dice el Señor: He
aquí que yo pongo tropiezo delante de este pueblo, y caerán sobre ellos los padres
y los hijos juntos; perecerán el vecino y su amigo.
22 Así dice el Señor: He aquí que un
pueblo viene de la tierra del norte, y una gran nación se levantará de los
confines de la tierra.
23 Arco y lanza empuñarán; son crueles y no tienen misericordia; su voz ruge como el mar; y cabalgan a caballo, dispuestos como hombres de guerra contra ti, oh hija de Sión, la Bella.
24 Hemos oído su fama, y nuestras manos y rodillas se debilitan; angustia se ha apoderado de nosotros, dolor como de mujer que está de parto.
25 No salgas al campo ni andes por la calle, porque la espada del enemigo y el terror están por todas partes.
26 Oh, Hija de mi pueblo, arrepiéntete, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; enluta como por la pérdida de un hijo único, con alaridos de amargura; porque el destruidor vendrá de repente sobre nosotros.
27 Te he puesto por torre y fortaleza
en medio de mi pueblo como director y
refinador, prueba, observa y evalúa sus caminos.
28 Todos ellos son revoltosos y calumniadores;
son bronce y hierro; todos ellos son tumulto de malcriados y de escoria.
29 El fuelle se quemó, el plomo se consumió en el fuego; en vano se derritió el fundidor, porque la escoria de los impíos no se les arranco.
30 Se les llama “plata rechazada”, porque Dios los ha desechado.
Jeremias Capitulo 7
Jeremías es enviado a llamar al verdadero arrepentimiento Si el pueblo de JerUSAlem se arrepiente, será preservado — El templo se ha convertido en cueva de ladrones — Jehovah desecha a esa generación del pueblo de Judá por sus idolatrías — Ofrecen a sus hijos como sacrificio.
1 La palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo:
2 Plántate a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra del Señor, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar al Señor.
3 Así dice el Señor de los ejércitos,
el Dios de Israel: enmendad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar
en este lugar.
4 No confiéis en las palabras mentirosas de hipócritas diciendo: Este es El Templo del Del Señor, Adorad al Señor en su Santo Templo, Subamos al Templo del Señor a Adorar como estas...
5 Porque si de veras enmendáis vuestros caminos y vuestras obras, si en verdad ejecutais la justicia entre el hombre y su prójimo,
6 Si no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derramáis la sangre de los inocentes en este lugar, ni andáis en pos de dioses ajenos para vuestro propio mal,
7 Entonces yo os haré habitar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres como herencia, para siempre jamás.
8 Mas he aquí, He vosotros
confiáis en palabras mentirosas que no os aprovechan.
9 ¿Hurtaréis, mataréis, cometeréis adulterio, juraréis
en falso, quemaréis incienso a Baal y andaréis en pos de dioses extraños que no conocisteis?
10 Y luego como si nada, venís y os presentáis
con manos extendidas delante de mí en
esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: somos salvos para luego
volver seguir cometiendo todas estas abominaciones?
11 Acaso esta casa sobre la cual se
invoca mi nombre no se ha convertido en una cueva de ladrones ante vuestros propios ojos?
He aquí, yo mismo lo he visto, dice el
Señor.
12 Pero id ahora a mi lugar que estaba en Silo, donde hice establecer mi
nombre al principio, id y ved lo que le hice a cambio de la maldad de mi pueblo
Israel.
13 Y ahora, por
cuanto habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y os hablé desde muy temprano
y sin cesar, y no oísteis; os llamé, y no respondisteis,
14 Por tanto, haré a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la cual
vosotros confiáis, y al lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice
a Silo.
15 Y os echaré
de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, si, aun a toda la descendencia
de Efraín.
16 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos
clamor ni oración, ni me ruegues, porque no te escucharé.
17 ¿Que no ves tú lo que hacen en las
ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego,
y las mujeres amasan la masa para hacer tortas a la reina del cielo y para
derramar libaciones a dioses ajenos, para provocarme a la ira.
19 ¿Acaso me provocan a ira?, dice el Señor. ¿No se acumulan confusion a sí mismos para vergüenza de sus propios rostros?
20 Por tanto, así dice Dios el Señor: He aquí que mi ira y mi furor se
derramarán sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los
árboles del campo y sobre el fruto de la tierra; arderán, y no se apagarán.
21 Así dice
Jehovah de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid holocaustos a vuestros otros sacrificios,
y comed carne.
22 Porque
cuando saque a vuestros padres de la tierra de Egipto, no hablé con ellos, ni
les mandé nada acerca de holocaustos ni de sacrificios quemados.
23 Pero esto les mandé, diciendo: Oíd mi voz, y yo seré a vosotros por Dios, y
vosotros seréis mi pueblo; y andad en todo camino que os he mandado, para que os vaya bien.
24 Pero ellos fueron
testarudos, no escucharon ni inclinaron su oído, sino que anduvieron en los
consejos y en la imaginación de su malvado corazón, y fueron hacia atrás, y no
hacia adelante.
25 Desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy,
yo os he enviado persistentemente a todos mis siervos los profetas, madrugandolos
cada día y enviándolos.
26 Pero no me
escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz; hicieron peor que sus padres.
27 Por tanto,
les dirás todas estas palabras, pero no te escucharán; también los llamarás, pero no te responderán.
28 Pero les
dirás: Esta es una nación que no obedece la voz de Jehová su Dios, ni acepta la
corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos ha sido cortada.
29 Córtate el
cabello, oh Jerusalén, y tíralo, y levanta alaridos hasta las alturas; porque el Señor ha desechado y abandonado a la generación de su ira.
30 Porque los hijos de Judá han hecho
lo malo ante mis ojos, dice el Señor; han puesto sus abominaciones en la casa
sobre la cual es invocado mi nombre, profanándola.
31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en
el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas,
cosa que yo no les mandé, ni me pasó por la cabeza.
32 Por tanto, he aquí vienen días, dice
Jehová, que no se llamará más Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de
la Matanza; y enterrarán en Tofet hasta que no haya lugar.
33 Y los cadáveres de este pueblo serán
alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra; y no habrá
quien los espante.
34 Y haré callar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén la voz de gozo y de alegría, la voz del esposo y de la esposa; porque toda la tierra quedará en ruinas.
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