Wednesday, February 5, 2025

Las Palabras de Jeremias 22


 

LAS PALABRAS DE JEREMIAS

Sion y Jerusalén. Y el espíritu del Señor vino a mi y me dijo, levántate y cine tus lomos porque iras por camino real una distancia como de 70 veces de Dan a Beersheva hasta Damasco por la costa hacia la tierra lejana del del norte donde está la hija de mi pueblo. Y en el camino entre Dan y Damasco se encontrará con contigo a Sofonías y él te desviara de tu camino; y te llevará por el camino del águila hasta muy cerca de su nido hasta donde yo los mande y luego de observar la desnudez se esa tierra se regresarán Sofonías a su camino y tú a tú camino a donde te mande.  Y Sofonías te mostrara en el camino hacia Dan; si te mostrara todo lo que el vio y todo lo que yo le hare a las altas torres, a los carros y a las aves del cielo de esa ciudad.

He hice todo cuanto el Señor me había mandado a paso ligero porque la distancia era grande y sucedió que aconteció todo como el Señor lo había indicado. Y en el camino entendí la visión de Sofonías.  Y había dispuesto que me acompañaran la Profetiza Betzabié y también la Hija de la profetiza Breulah, Breulah, se revelo contra mi y contra su madre y la porfiada no quiso acompañarnos, sino que decidió quedarse con sus amantes y a humear incienso con sud dedos a los Baalines en lugares altos la ociosidad con sus muchos ídolos; ella y sus otras hermanas de la tierra de Juda. Y Dios dijo, déjala tu porque ella ya es de edad y ella sabe lo que hace y no sabe de lo que se pierde ni lo que le espera.

Y pensaba yo que el Señor me daría unos días de descanso y que me había reemplazado por Sofonías en mi trabajo de profetizar hasta que las aguas revueltas de Juda y de Jerusalén y su deseo de matarme como en ocasiones anteriores se calmaran.  

Y como me engaño mi corazón otra vez, mi porfiado y revoltoso corazón, porque al momento de poner mi cabeza en la almohada fue para mí como recostarla sobre la roca porque la palabra del Señor vino a mí en toda la noche; y su palabra era para mí como de martillo y el cincel sobre la piedra y me golpeo la mente toda la noche desde que me acosté hasta que amaneció.  Y fue mucho lo que el señor me dijo repetidamente. Y aunque tornara yo mi cabeza recostando me por un lado de un oído y por el otro, no cesaron de oírse las palabras del Señor en mi mente.  Y no entendía yo que tanto me hablaba o de quienes.  

 Y dije yo, pero como voy a recordar todas estas palabras para yo poder escribirlas y publicarlas, Y no me dio descanso el señor en toda esa noche. Pero cuando amaneció y me levante olvide todo y me levante con gran Vigor y Renovado como si nada y sin recordar una sola cosa de las que me habló el Señor.   Y escribo estas cosas porque conociendo yo al Señor, nunca sé qué es lo que me espera.  

Pero si puedo escribir lo que me mostro Sofonías. Sofonías me mostró una gran ciudad que resplandecía como la Ciudad de La Virgen Hija de Sion; y era de noche cuando viajábamos. Y todas sus calles de esa ciudad de cristal estaban empedradas y amuralladas por ambos lados. Carros, animales y bestias alargadas y rugientes navegaban por en medio de ella en ambas direcciones.

Y detrás de los muros de sus calles yacía la gran ciudad cuyas torres altas eran todas como de cristal diáfano que se podían ver las cámaras dentro de ellas.

Y dijo Sofonías, todas estas torres altas, a tu izquierda y a tu derecha hacia el camino del águila derribará en un instante el señor como en Macktesh, la tierra de los mercaderes. Y así me dijo Sofonías.

Y el camino del águila era como de doce mil estadios y era de noche cuando pasábamos por allí. Y cuál fue mi asombro cuando vi las águilas del cielo volar de noche a grande y baja altura con sus alas extendidas.  Y sus ojos brillaban con luz propia como los ojos de dragones rujiando con gran estruendo y destellando fuego y luz y a gran velocidad.  Sofonías también me dijo, todas estas aves del cielo, todos estos sus carros y todas las bestias de la tierra y los peses del mar que tú ya has visto, aunque no vi el mar, sino que solo los recordé.

Y entonces me dijo Sofonías, todas estas cosas que has visto también las destituirá el señor tanto en Jerusalén como en todas las naciones que se rebelen contra el y luchen contra su pueblo, oh casa de Israel; desde esta ahora hasta el último día. Y TODOS los reinos y naciones de la tierra, empezando por mi casa y con el reino de David. Y todos estos reinos y naciones que ves, se mantendrán o serán destruidos según el grado de obediencia que le rindan a Dios cuando él les hable.   

Entonces comprendí yo la visión de Sofonías y al llegar al nido del Águila nos regresamos y después de viajar otros doce mil estadios Sofonías tomo su camino y yo tome mi camino.

 

 





LAS PALABRAS DE JEREMIAS 22

El trono de David se mantiene o cae al grado que Sus reyes le rindan obediencia a Dios. Los juicios de Dios descansan sobre los reyes de Juda. La decendencia de los reyes de Judá desde Josías a Jehoiakim, serán llevados cautivos a una tierra que ni ellos ni sus padres conocieron y allí morirán. Jehoiakim, no será lamentado ni recordado como un gran rey, ni como un rey histórico y sin gloria y será enterrado como se entierran los burros, arrastrados y arrojados lejos de las murallas y de la ciudad que lo vio nacer. Y los que escapen de esa simiente, jamás regresaran y ninguno de ellos se sentara en el trono de David su padre ni reinaran como reyes en Jerusalén.

1 así dice El Señor: Ve abajo a la ciudad de David a la casa del Rey de Judá y habla allí esta palabra y dile:

2 escucha la palabra del Señor, oh Rey de Judá que te sientas sobre el trono de David. Tu y tus siervos, y tu gente que entra por estas puertas,

3 así dice El Señor: Ejecuta juicio en Justicia y rectitud, y libera a los saqueados de la mano del opresor; y no les hagan mas mal, ni le hagan violencia al extranjero, ni al huérfano y a la viuda, ni tampoco derramen sangre inocente en este lugar.

4 porque si de verdad me escuchan y haces estas cosas, entrarán por estas puertas de esta casa reyes sentados sobre el trono de David y andarán sentados en carros y en caballos; tanto el rey y sus siervos y su gente.

5 pero si no escuchan estas palabras, yo os juro por mi mismo que esta casa os quedara en desolación.

6 porque así dice El Señor a los de la casa del Rey de Judá, tú eres como Gilead para mí, y como la cabeza del Líbano. Mas sin embargo hare de ti un desierto, y tus ciudades sin habitantes.

7 Y preparare destructores contra ti, cada uno con sus armas y ellos cortaran tus cedros elegidos y los echaran al fuego.

8 Y muchas naciones pasaran por esta ciudad y dirán cada cual a su vecino, porque el Señor le ha hecho esto a esta gran ciudad?

9 Entonces ellos le responderán, porque ellos han olvidado el convenio del Señor su Dios; y adoraron a otros dioses y les sirvieron incienso.

10 No llores tu por sus muertos ni los lamentes; pero llorar amargamente por Malchiyahu, aquel hijo del rey que se fue muy largo; porque él ya no regresara ya más ni vera su país natal aunque volare en alas de águila por el camino de las águilas entre sus hermanos.  

11 porque así dice el Señor concerniente a Sallum, el hijo de Josías, re y de Juda quien reino en lugar de Josías, su padre y quien se fue de este lugar. El no regresara aquí nunca más.

12 porque el morirá en el lugar donde se lo llevaron cautivo y el no volverá a ver esta tierra nunca más.

13 hay de aquel que edifica su casa por injusticia, y sus cámaras por el mal, que utiliza los servicios de su prójimo sin pagarle.

14 el que dice, me construiré una casa muy grande con recamaras grandes; y les corta ventanas y es encielada con cedro y pintada con bermellón.

15 reinaras tu porque te revistes en cedros? ¿No comió y bebió tu padre e hizo juicio en justicia y le fue bien? 

16 el juzgó la causa del pobre y el necesitado; entonces le fue bien, y no supe de yo de esto, ¿dice El Señor?

17 pero tus ojos y tu corazón no están puestos sino para la codicia; y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer violencia, y efectuarlo. 

18 por tanto así dice EL Señor concerniente a Jehoiakim, el hijo de Josías Rey de Juda: nadie se lamentara por el diciendo, ah, mi hermano! ¡O ha, hermana mía! No se lamentarán por él, como con su padre diciendo, oh que gran Señor o, Ah, ¡eterna sea su gloria!

19 El será enterrado con el entierro de un burro, arrastrado y tirado fuera y muy lejos de las puertas de Jerusalén.

20 Ve arriba al Líbano y llora; y levanta tu voz en Basan, y grita desde los parajes, hacia los camino, todos tus amantes han sido destruidos.  

21 Yo te hable en prosperidad, per tu dijiste, no lo escuchare, y esta ha sido tu conducta hacia mi desde tu juventud, y tu desde entonces no obedeces mi voz.

22 El viento devorará tus pastores, y tus amantes irán a la cautividad; ciertamente te avergonzaras y te confundirás por todas tus iniquidades.

23 Oh habitantes del Líbano, que haces tu nido en los cedros, que chistoso te veras cuando los suspiros de angustia vengan sobre ti, como los dolores de una mujer en sus labor de parto.

24 Como vino yo, dic El Señor, tu Conias, el hijo de Jehoiakim, rey de Judá, fuiste como sello en mi mano derecha; no obstante de allí yo te arrancare.

25 Y te daré en las manos que buscan tu vida, y en la mano de aquellos a quienes tu temes, aun en la mano de Nabucodonosor, rey de babilonia, y en la mano de los Caldeos.

26 Y te echare a ti, y a tu madre que te pario a otro país, donde tu no naciste y allí te me vas a morir.

27 Pero a la tierra que la tu desearas regresar, allí tu ya no regresaras.

28 ¿Es el hombre Conias un ídolo despreciado y desechado? ¿Es el un basal en el cual no hay placer? Por lo tanto, as como serán desechados, el y su simiente serán arrojados a una tierra que ellos no conocen.  

 29 Oh, tierra, tierra, tierra, escucha la palabra del Señor.

30 Escribe tu a este hombre sin hijos, un hijo que no prosperara en sus días, porque ningún hombre de su simiente prosperara ni se sentara sobre el trono de David, ni reinara jamás en Judá. 

 

Destino Final de Mulek el Unico hijo Sobreviviente de Sedequias Rey de Judah
 

 


He aquí, yo, Abinadom, soy hijo de Quemis. He aquí, sucedió que vi mucha guerra y contención entre mi pueblo, los nefitas, y los lamanitas; y con mi propia espada he quitado la vida a muchos de los lamanitas en defensa de mis hermanos.

Y he aquí, la historia de este pueblo está grabada sobre planchas que guardan los reyes, según las generaciones; y yo no sé de ninguna revelación salvo lo que se ha escrito, ni profecía tampoco; por tanto, es suficiente lo que está escrito. Y con esto concluyo.

He aquí, soy Amalekí, hijo de Abinadom. He aquí, os hablaré algo concerniente a Mosíah, que fue hecho rey de la tierra de Zarahemla; pues he aquí, le advirtió el Señor que huyera de la tierra de Nefi, y que cuantos quisieran escuchar la voz del Señor también deberían partir de la tierra con él hacia el desierto.

Y sucedió que obró según el Señor le había mandado. Y cuantos quisieron escuchar la voz del Señor salieron de la tierra para el desierto, y fueron conducidos por muchas predicaciones y profecías. Y continuamente fueron amonestados por la palabra de Dios, y guiados por el poder de su brazo a través del desierto, hasta que llegaron a la tierra que se llama la tierra de Zarahemla.

Y descubrieron a un pueblo llamado el pueblo de Zarahemla. Ahora bien, hubo gran alegría entre el pueblo de Zarahemla; y también Zarahemla se regocijó en extremo porque el Señor había enviado al pueblo de Mosíah con las planchas de bronce que contenían los anales de los judíos.

Y he aquí, sucedió que Mosíah descubrió que la gente de Zarahemla había salido de Jerusalén en la época en que Sedequías, rey de Judá, fue llevado cautivo a Babilonia.

Y viajaron por el desierto, y la mano del Señor los condujo, a través de las grandes aguas, a la tierra donde Mosíah los encontró; y allí habían morado desde aquel tiempo.

Y en la época en que Mosíah los descubrió, habían llegado a ser numerosos en extremo. No obstante, habían tenido muchas guerras y graves contiendas, y de cuando en cuando habían caído por la espada; y su idioma se había corrompido, y no habían llevado anales consigo, y negaban la existencia de su Creador; y ni Mosíah ni su pueblo podían entenderlos.

Pero aconteció que Mosíah hizo que se les enseñara su idioma. Y sucedió que después de haber sido instruidos en el idioma de Mosíah, Zarahemla dio una genealogía de sus padres, según su memoria; y está escrita, mas no en estas planchas.

Y aconteció que el pueblo de Zarahemla y el de Mosíah se unieron; y Mosíah fue nombrado para ser su rey.

Y acaeció que en los días de Mosíah, se le trajo una piedra grande con grabados; y él interpretó los grabados por el don y poder de Dios.

Y relataban la historia de un tal Coriántumr y la matanza de su pueblo. Y el pueblo de Zarahemla descubrió a Coriántumr; y vivió con ellos por el término de nueve lunas.

También relataban algunas palabras acerca de los padres de Coriántumr. Y sus primeros padres vinieron de la torre, en la ocasión en que el Señor confundió el lenguaje del pueblo; y el rigor del Señor cayó sobre ellos, de acuerdo con sus juicios, que son justos; y sus huesos se hallan esparcidos en la tierra del norte.

He aquí yo, Amalekí, nací en los días de Mosíah, y he vivido hasta ver su muerte; y su hijo Benjamín reina en su lugar.

Y he aquí, he visto una guerra seria en los días del rey Benjamín, y mucho derramamiento de sangre entre nefitas y lamanitas. Mas he aquí, que los nefitas los superaron en gran manera; sí, a tal grado que el rey Benjamín arrojó a los lamanitas de la tierra de Zarahemla.

Y aconteció que empecé a envejecer; y no teniendo descendencia, y sabiendo que el rey Benjamín es un varón justo ante el Señor, le entregaré, por tanto, estas planchas, exhortando a todos los hombres a que vengan a Dios, el Santo de Israel, y crean en la profecía y en revelaciones y en la ministración de ángeles, en el don de hablar en lenguas, en el don de interpretación de lenguas, y en todas las cosas que son buenas; porque nada hay, que sea bueno, que no venga del Señor; y lo que es malo viene del diablo.

Y ahora bien, mis amados hermanos, quisiera que vinieseis a Cristo, el cual es el Santo de Israel, y participaseis de su salvación y del poder de su redención. Sí, venid a él y ofrecedle vuestras almas enteras como ofrenda, y continuad ayunando y orando, y perseverad hasta el fin; y así como vive el Señor, seréis salvos.

Y ahora quisiera decir algo concerniente a cierto grupo que fue al desierto para volver a la tierra de Nefi; porque había muchos que deseaban poseer la tierra de su herencia.

De modo que partieron para el desierto. Y su caudillo, siendo un hombre fuerte, poderoso y obstinado, provocó, por tanto, una contienda entre ellos; y todos, menos cincuenta, fueron muertos en el desierto, y éstos retornaron a la tierra de Zarahemla.

Y aconteció que también llevaron consigo a otros, hasta un número considerable, y otra vez emprendieron su viaje para el desierto.

Y yo, Amalekí, tenía un hermano que también fue con ellos; y desde entonces nada he sabido de ellos. Y estoy para descender a mi sepultura; y estas planchas están llenas. Y doy fin a mi narración.

 

(Libro de Mormón | Omni 1:10 - 30)

 

 

 

YAXCHILAN TRHONE UNIFICATION 

Los del pueblo de Zarahemla (mulekitas) se convierten en nefitas—Se enteran de la gente de Alma y de la de Zeniff—Alma bautiza a Limhi y a todo su pueblo—Mosíah autoriza a Alma para que organice la Iglesia de Dios.

ENTONCES el rey Mosíah hizo que se congregase todo el pueblo.

Ahora bien, no había tantos de los hijos de Nefi, o sea, tantos de aquellos que eran descendientes de Nefi, como de los del pueblo de Zarahemla, el cual era descendiente de Mulek, y de aquellos que salieron con él al desierto.

Y no eran tantos los del pueblo de Nefi y los del pueblo de Zarahemla, como lo eran los lamanitas; sí, no eran ni la mitad de su número.

Y ahora bien, todo el pueblo de Nefi se hallaba reunido, y también todo el pueblo de Zarahemla; y se hallaban congregados en dos grupos.

 

(Libro de Mormón | Mosíah 25:Pref. - 4)

 


Genealogy of Zarahenla to Malchiya or Mulek

 

 Yaxchikan is the city of Zarahemla 

 

Y ahora bien, quisiera que supieseis que aun desde la época de Abraham ha habido muchos profetas que han testificado de estas cosas; sí, he aquí, el profeta Zenós testificó osadamente; y por tal razón lo mataron;

y he aquí, también Zenoc, y también Ezías, y también Isaías, y Jeremías (Jeremías fue el mismo profeta que testificó de la destrucción de Jerusalén), y ahora sabemos que Jerusalén fue destruida, según las palabras de Jeremías. ¿Entonces, por qué no ha de venir el Hijo de Dios, según su profecía?

¿Y negaréis ahora que la ciudad de Jerusalén fue destruida? ¿Diréis que los hijos de Sedequías no fueron muertos, todos salvo Mulek? Sí, ¿y no veis que la posteridad de Sedequías está con nosotros, y que fue echada de la tierra de Jerusalén? Mas he aquí esto no es todo:

Nuestro padre Lehi fue echado de Jerusalén porque testificó de estas cosas. Nefi también dio testimonio de estas cosas, y también casi todos nuestros padres, sí, hasta el día de hoy; sí, han dado testimonio de la venida de Cristo, y han mirado hacia adelante, y se han regocijado en su día que está por venir.

 

(Libro de Mormón | Helamán 8:19 - 22)

 


Y sucedió que tanto los lamanitas como los nefitas se hicieron sumamente ricos; y tenían gran abundancia de oro, y de plata, y de toda clase de metales preciosos, tanto en la tierra del sur como en la tierra del norte.

Ahora bien, la tierra del sur se llamaba Lehi, y la del norte se llamaba Mulek, por el hijo de Sedequías; porque el Señor condujo a Mulek a la tierra del norte, y a Lehi a la tierra del sur.

Y he aquí, había en ambas tierras toda clase de oro, y de plata, y de minerales preciosos de todo género; y había también ingeniosos artífices que trabajaban y refinaban toda especie de minerales; y de este modo se hicieron ricos.

Cultivaron grano en abundancia, tanto en el norte como en el sur; y prosperaron sobremanera, así en el norte como en el sur. Y se multiplicaron y se hicieron sumamente fuertes en la tierra. Y criaron muchos rebaños y hatos, sí, muchos animales gordos.

 (Libro de Mormón | Helamán 6:9 - 12)

 

 

Copan Honduras Escudo de David


 

 

 

 

 

 

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